miércoles, 28 de noviembre de 2012

Acentuación y tildación

El acento es la mayor fuerza espiratoria con que se pronuncia una sílaba dentro de una palabra. En nuestro idioma todas las palabras tienen acento (llamado acento prosódico). De esta particularidad se desprende que las palabras que llevan el acento en la última sílaba sean llamadas agudas (canción, amor); las que lo llevan en la penúltima, graves (literatura, árbol); en la antepenúltima, esdrújulas (esdrújula, sílaba); y sobreesdrújulas, en las sílabas anteriores a la antepenúltima (dígamelo, rápidamente).
Otra cosa distinta es la tildación. ¿Qué diferencia hay entre las palabras lástima y lastima? Además del tamaño, el acento ortográfico o tilde (o sea, la representación gráfica del acento prosódico), es el elemento fónico que nos indica que el acento de la palabra cambió de lugar. Este ejemplo nos indica lo importante que es la tildación para evitar cualquier tipo de confusión embarazoso. De este elemento se desprenden las Reglas Generales de Acentuación Ortográfica:
Las palabras agudas (acento en la última sílaba) llevan tilde (indicación ortográfica de este acento) cuando terminan en -n, -s o vocal: canción, cafés, ombú. En caso contrario, con el acento prosódico basta: reloj, amar.
Excepciones: las palabras terminadas en -n o -s precedidas de consonante (robots), y las terminadas en -y (virrey).
Las palabras graves (penúltima sílaba) llevan tilde cuando no terminan en -n, -s o vocal: árbol, álbum, mártir. Es interesante tener en cuenta que la mayor cantidad de palabras de nuestro idioma son graves y terminan en -n, -s o vocal, lo que significa que un gran porcentaje de palabras no llevan tilde, solo hay que prestar atención a un número pequeño de casos (como ejemplo basta observar las palabras de esta última oración).
Excepciones: llevan tilde las palabras graves terminadas en -s precedidas de consonante (fórceps, bíceps).
Las palabras esdrújulas y sobreesdrújulas siempre llevan tilde en la sílaba tónica (música, rápido, repítamelo).
Para la próxima, las Reglas Especiales de Tildación.

martes, 20 de noviembre de 2012

Triste, solitario y final; Osvaldo Soriano




“Esto le parecería un sueño delirante y audaz”

Philip Marlowe
En esta novela corta, Osvaldo Soriano se da el gusto de trabajar con los personajes y los géneros que admira: la comedia ingresa con Stanley Laurel y Oliver Hardy, “el gordo y el flaco”; el género policial negro, por medio del detective Philip Marlowe (creado por Raymond Chandler); el delirio, a través del personaje llamado Osvaldo Soriano. Este periodista y escritor argentino, Soriano, se ve envuelto en una investigación signada por pasos de comedia: un periodista gordo y un detective flaco recibiendo golpes y palizas, o enredados en una entrega de los Óscar donde tampoco faltan los “malos” importantes: John Wayne o Charlie Chaplin. “La historia la hace Chaplin, Soriano -reconoce Marlowe-. Nosotros estamos solos y el guión nos perjudica”.

“Si no se ofenden les diré que ustedes parecen una caricatura”

Es la primera novela que publica Soriano, entre otras cosas, co-fundador de Página/12. La novela puede leerse como una investigación periodística (reflexiona sobre los últimos años de vida de Laurel), como un homenaje al policial negro (el investigador ficticio Philip Marlowe fue interpretado en el cine por Humphrey Bogart, George Montgomery, Robert Mitchum, Elliot Gould, Danny Glover, James Caan y James Garner.), o como un homenaje al dúo Laurel y Hardy (reinterpretados en la novela por el dúo Soriano-Marlowe). No sobresale por su coherencia argumental o su trama sólida, sino por la capacidad del “gordo” Soriano para generar una historia delirante y audaz.



viernes, 16 de noviembre de 2012

Actividades literarias

Este Martes 20 de noviembre, a las 19hs., en la librería & editorial Eterna Cadencia, habrá una entrevista a Bernardo Carvalho.
El jueves 29, dentro del ciclo Carne Argentina, estarán Marie Gouiric y Nicolás Correa, dos poetas que debatirán sobre si la poesía debe ser o no política y social. En el bar de La Tribu. A las 21 hs., Jorge Aulicino leyendo un fragmento de El Infierno.

El Género Z



  Hace un tiempo, Ricardo Basurto escribió sobre el Género Z (el que trata sobre Zombies) : "El Género Z, más que ningún otro, pone en perspectiva esta realidad inevitable: todos morimos. (...) La preeminencia de la muerte en el género Z se debe a que se percibe desde distintas perspectivas. (...) La primera es el obvio hecho de que se interactúa con muchos ‘muertos’, lo que hace que sea un tema obligado (...) y es que, como en toda obra dramática, la muerte acecha continuamente a los protagonistas.(...) No es sólo reconocer que en cualquier momento podemos morir, sino que es tener que verlo de frente todo el tiempo. (...) Pero dejando de lado este hecho, (...) hay un aspecto que me parece fundamental: la no muerte. Y no, no es como ser un vampiro que mantiene conciencia, recuerdos, sentimientos y demás. (...) La regla es que la ‘conciencia’ desaparece; el alma se pierde. (...) Pero si incluso somos incapaces de sentir temor, emociones o experiencias, si nos limitamos a existir, ya no seríamos ni eso, seríamos… bueno, zombies. Y es ese el punto que me produce tanta angustia, y creo que es el miedo recurrente de los personajes: convertirse y perder su humanidad, pero sin poder descansar". 
  El último gran suceso relacionado con este género es The Walking Dead, el cómic creado por Robert Kirkman y Tony Moore que lleva más de cien números editados. Sin embargo, la historia se hizo famosa por estos lares cuando Frank Darabont la transformó en una serie de televisión.  Imagino que cuando a Darabont se le ocurrió llevar a la pantalla chica el cómic tuvo que tomar una serie de decisiones relacionadas con la adaptación de la historia; principalmente, sobre cómo mantener el suspenso frente a una historia ya desarrollada. Creo que resulta interesante analizar los puntos de contacto entre la serie y el cómic. Tomo en cuenta las dos primeras temporadas de la serie.
 

“Yo nunca usé realmente mi arma.
No antes de que los muertos dejaran de morirse”
Rick Grimes
  
Los personajes  
   La serie mantiene a la mayoría de los personajes originales: el policia Rick Grimes, su mujer Lori y su hijo Carl. También conserva a su compañero Shane Walsh. Están Andrea, su hermana Amy y Dale Horvath (la forma de agruparlos no es casual). Glenn y los sobrevivientes de la familia Greene: Hershel y Maggie. Morgan y Duane Jones.
Tyresse
Pero también agrega y elimina otros personajes. En el cómic son parte del grupo original Allen, Donna, y sus hijos, los mellizos Ben y Billy. Los mellizos son importantes para la historia de Glenn y Maggie pero, sobretodo, para ayudar al crecimiento de Carl como protagonista (ellos despiertan el lado más oscuro de Carl; el más parecido a su padre). Como si fuera el alter-ego de Tony Moore, Shane muere al final del cómic número 6, precisamente el último que dibuja Moore antes de que Charlie Adlard tome su lugar (con su pluma los personajes cobran una mayor profundidad). A diferencia del Shane de la serie, cuya tensión con Rick es muy bien explotada hasta el final de la segunda temporada, el Shane del cómic muere a manos de Carl… (aunque más adelante Rick…). Inmediatamente luego de su muerte aparecen Tyresse, quien se convertirá en el brazo fuerte y confiable de Rick, junto con su hija Julie y su “novio” Chris: dos personajes altamente misteriosos hasta el momento de su muerte. El personaje de Tyresse condensa  dos elementos de la serie: a Shane (de hecho Tyresse está con Rick cuando Otis hiere a Carl) y a Daryl. Daryl es uno de los personajes exclusivos de la serie y ocupa el lugar de Tyresse (aunque con otro perfil); de hecho ambos tienen una relación con Carol. Este es el momento en el que llegan a la granja Greene. En la serie, toda una temporada se enfoca en encontrar a Sophia. En el cómic, Sophia, promediando el número 104, es una de los cuatro sobrevivientes originales, la única que no sufrió ninguna mutilación, y es la “novia” de Carl. La serie la reemplaza con otro personaje exclusivo: Beth Greene.

Los hechos
 Comentaba antes sobre las formas que tuvo que llevar adelante la serie para mantener el suspenso sin apartarse del “guión” que significa el cómic. La serie retoma hechos que ocurren a lo largo de todo el cómic y los reformula. Resulta interesante cómo expanden ciertos nudos narrativos… no hay que perder de vista que al día de la fecha el cómic cuenta con 104 números y la segunda temporada de la serie sólo abarca las 12 primeros. Darabont mostró gran maestría al mantener vivo a Shane; al dejar libre a Merle Dixon; al ocultar a Sophia en el granero. También demostró mucha capacidad para igualar la última página de los cómics: en cada número, la última página es una bomba que deja al lector enloquecido durante un mes a la espera del próximo. La serie no se queda atrás: deja a Rick atrapado en Atlanta adentro de un tanque; deja la mano de Merle cortada junto a las esposas; mantiene el secreto del granero hasta el final. Es un poco más difícil de encontrar el cómic (aunque se encuentra)… pero la serie no tiene nada que envidiar. Además, para el que pueda hacer el trabajo de comparación, teniendo al cómic de base, podrá ver el estupendo trabajo de adaptación y reelaboración que produce Darabont.

La historia de la mujer zombie que mata Rick en el primer número y capítulo.
 

viernes, 9 de noviembre de 2012

¿Quién lleva la diez en la selección?



  En la clase dedicada exclusivamente a la figura de Diego Armando Maradona surgieron una hipótesis y un interrogante. 
  La hipótesis: como el "estilo" de fútbol argentino nace de las clases populares (allá, a principios del siglo pasado), en el potrero, donde la pelota debe "cuidarse" porque si se rompe o se pierde no se puede jugar más; donde la gambeta está hermanada con las dificultades del terreno y con el "toque", una forma de jugar bailando, deudora del candombe... como el estilo del fútbol argentino está representado por el diez, el jugador que hace del fútbol un arte, y ese estilo de fútbol está asociado con la representación más "popular" de Boca, y más particularmente con Maradona... la hipótesis (dibujada en un instante de elocuencia apasionada) propuso que los que llevan la diez en la selección nacional (pensé en Maradona, Riquelme, Tévez) sólo podían ser (por las características de juego xeneises) de Boca. No imaginé lo equivocado que estaba.
  El interrogante: ¿Qué camisetas vistieron y en qué equipos jugaron los jugadores que llevaron la diez en la selección nacional durante los respectivos mundiales de fútbol? 
  La respuesta:  Voy a empezar con el jugador más emblemático. En el Mundial de España 1982, Maradona, dirigido por Menotti, jugaba en Boca. No fue el mejor comienzo para la mística del diez. En México ´86 e Italia ´90, en ambas oportunidades dirigido por Bilardo, Maradona llegó a su mejor nivel jugando en el Nápoli. Finalmente, en Estados Unidos ´94, fue dirigido por Basile y jugaba en Newell´s Old Boys. Luego de los doce años de gambeta maradoniana, el siguiente jugador que llevó la diez en la selección fue el "burrito" Ortega. El mundial de Francia ´98 si bien lo encontró (dirigido por Pasarella) jugando en el Valencia, para la experiencia Bielsa durante el mundial de Corea-Japón 2002, Ortega estaba jugando en River. Tévez nunca vistió la diez en un mundial, pero sí lo hizo Juan Román Riquelme. Si bien durante el mundial de Alemania ´06, dirigido por Pekerman, Riquelme militaba en las filas del Villarreal, siempre fue identificado con los colores de Boca (igual que Ortega está unido a los colores de River). 
  La nueva hipótesis plantea, entonces, que la diez de la selección la llevan los jugadores de los dos equipos más importantes del fútbol argentino. Como suele ocurrir últimamente, hay un jugador distinto que rompe con todos los moldes. Para el mundial de Sudáfrica 2010, si bien fue dirigido por Maradona, la diez la llevó Messi, militante incondicional del Barcelona. Un par de conclusiones se desprenden de este recorrido. El Barcelona es un punto de encuentro de estos tres grandes jugadores: Maradona, Riquelme y Messi (vean los videos: imperdibles) pasaron por el club catalán. Pero no es el único equipo "español". La diez fue vestida por jugadores de Boca, River, Barcelona... y Valencia. Si retrocedemos en el tiempo encontramos que durante el mundial organizado en casa (Argentina ´78, aclaro), la diez la llevó Kempes (dirigido por Menotti, recuerdo) y era el único jugador de esa selección que no jugaba en el fútbol local; Kempes, como Ortega en el ´98, era jugador de Valencia. Kempes, a diferencia de Maradona, fue jugador de River y de Central (si podemos decir que Maradona fue jugador de Newell´s). Para concluir, un último detalle simplemente anecdótico. Retrocediendo un poco en el tiempo, durante el mundial de Alemania 1974, la diez la llevó Ramón Heredia, en ese momento jugador del Atlético de Madrid, y lo dirigía Vladislao Cap. No sé como será para la gente de mayor edad, pero creo que para mi generación, la diez es sinónimo de Maradona.