viernes, 28 de diciembre de 2012

Trabajos Finales de Periodismo Deportivo

Publico abajo tres de los trabajos finales de la materia Literatura Contemporánea de la Carrera Periodismo Deportivo del ISEC. Los trabajos son: El grupo de la esperanza, de Facundo Sosa, que trabaja la construcción que realizaron los medios de la selección de Bielsa antes del mundial 2002; El nacimiento de Las leonas, de Micaela Piserchia, que cuenta cómo se creó la identidad de la selección nacional de Hockey; y Mundial ´78, cara y ceca, de Nahuel Carrasco, que muestra la postura de un grupo de periodistas con respecto al Campeonato Mundial organizado en casa.
Sumo a estos excelentes trabajos el que hizo el profesor sobre la lucha de Independiente por no descender de categoría: Una pelea contra el tiempo.

Mundial ´78, cara y ceca



Durante el año 1978, en nuestro país se gestaba el sexto golpe de estado de la historia, comandado por Rafael Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti. La organización del Mundial de fútbol en nuestro país sirvió como medio para mantener unido al pueblo, para distraerlo de otros hechos que sucedían, y para mostrar una imagen de orden hacia el exterior. Así, la selección Nacional logró alzarse con su primera Copa del Mundo. A nivel mediático, se organizó una fuerte campaña a favor de la organización y del seleccionado, en señal de apoyo; pero también hubo un alto nivel de abstracciones periodísticas debido a la situación social que se vivía en el país.

 El proyecto de aquél mundial recibió el apoyo de varios mandatarios de renombre, cuyas opiniones marcan una tendencia política similar a la desplegada en nuestro país allá por 1976. Un día después del derrocamiento del gobierno democrático, se recibe la primera adhesión por parte del presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, Helenio Nunes, quién manifestó que ‘’Tal vez sea la mejor garantía de la Copa del Mundo en Argentina’’. El 26 de marzo de 1976 arribó a Buenos Aires una subcomisión de la FIFA para inspeccionar las obras realizadas en vistas al mundial. El encargado de dicha inspección era Hermann Neuberger (que había formado parte del gobierno de Adolf Hitler), quien luego declaró: ‘’El cambio de gobierno no tiene nada que ver con el mundial. Somos gente de fútbol y no políticos’’. Dos días más tarde, el propio presidente del ente máximo del fútbol mundial, Joao Havelange, declaró: ‘’La Argentina está ahora más apta que nunca para organizar el mundial’’. Todas estas citas, hacen referencia a una misma corriente de pensamiento; el hecho de que la organización cayera en manos de los militares, garantizaba seguridad en el proyecto.

  Uno de los periodistas que se opuso rotundamente a la realización de dicho mundial, fue Dante Panzeri, quien en noviembre del ‘75 declaró en la revista ChauPinela: ‘’El Mundial del ´78 no se debiera realizar en Argentina por las mismas razones por las que un hombre que no tiene dinero para ponerle nafta a un Ford T no debe comprarse un Torino. Si lo hace es porque a alguien le está robando...Todos los orígenes doméstico-infantiles de nuestros acostumbramientos a vivir afanándonos a nosotros mismos, determinan que queramos hacer el Mundial del ´78, aún a sabiendas de que nos va a ir muy mal, especialmente si lo ganamos. Porque lo vamos a ganar al estilo del Martín Fierro y el viejo Vizcacha, o de Bairoletto y el “Pibe Cabeza”, delincuentes comunes con los que ya tenemos fabricado el mito de la delincuencia bondadosa, que también apoya el acostumbramiento nacional a robarnos a nosotros mismos...’’.  Con este pensamiento, Panzeri se ubicó entre los fuertes opositores al mundial. Hace mención a la ‘’delincuencia bondadosa’’ como forma de obtener un triunfo; antítesis del pensamiento del historiador Félix Luna, quién declaró que: ‘’Tal vez por primera vez en este país, sin que la alegría de algunos signifique la pena de otros…’’.

  En el plano internacional, varios periodistas de países como Alemania (que había vivido una situación similar en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936) y jugadores de la selección holandesa, mostraron su transparencia ante la situación. A los pocos días de comenzado el torneo, la Junta Militar expulsó del país, a un periodista alemán, por publicar lo siguiente: “... los chicos de la ceremonia inaugural me hicieron recordar a las juventudes hitlerianas...”. Mientras que al futbolista holandés Ruud Krol, un periodista de ‘El Gráfico’ (Enrique Romero) le otorgó una carta que supuestamente le había escrito a su hija, contándole sobre la ‘’Copa de la paz’’. Dicho texto fue detectado por él, y luego de mantener una reunión con la junta militar, no volvió a mencionar el tema. En la entrega de las medallas luego del partido final, los subcampeones holandeses se negaron a estrecharles la mano a los militares argentinos.

 Mientras algunos mandatarios exteriores estaban convencidos de que la organización del Mundial estaba en las mejores manos a cargo de los militares argentinos, algunos periodistas alemanes y holandeses mostraban su opinión acerca de sucesos sociales que les hacían recordar a viejas épocas del nazismo. El periodista Dante Panzeri sirvió de opositor con sus palabras, mostrando una imagen distinta a la del común denominador de sus colegas. 

El diario popular ‘’Siete días’’ publicó al día siguiente de la hazaña futbolística: ‘’Le ganamos al mundo’’. El hecho de mostrar una imagen universal, grupal, el ‘’nosotros, los argentinos’’, hace mención al papel que se le otorgó al pueblo durante el Mundial. El contexto social y político no importaba, lo único destacado era el fútbol, y todos debían apoyar al equipo. El país se paralizaba. Passarella levantando la Copa del Mundo, los jugadores holandeses que se negaron a estrecharles sus manos a los militares argentinos, la carta ficticia de Ruud Krol a su hija, las palabras de Dante Panzeri, quien falleciera semanas antes del comienzo del mundial, las palabras de Havelange, declarando que la organización del Mundial debía ser en Argentina ya que la seguridad iba a estar garantizada por la presencia militar. Resulta peculiar entre todo esto, la mención del ‘’nosotros, los argentinos’’, comparada con la ‘’delincuencia bondadosa’’, mostrando así, una imagen del ‘’cara y ceca’’ del pensamiento Nacional y popular.
por Nahuel Carrasco 

El nacimiento de Las leonas



El año 2000 en nuestro país significó una gran crisis tras la recesión del año anterior. En un contexto socioeconómico desalentador, con gran porcentaje de desempleados y pérdida de ingresos en los hogares, el gobierno de Fernando De la Rúa lanzó un programa piloto para combatir la pobreza. Esta acción comprometió a dos millones de habitantes que se encontraban en situación crítica. Se les brindaron cajas con alimentos y subsidios para becas escolares y atención sanitaria. Un gesto esperanzador tras la debacle en Argentina; sensación de renacimiento, de fuerza y unión para revertir una situación problemática. De esa misma manera se encontraban las chicas del hockey femenino argentino, pues debían enfrentar un partido sumamente difícil ante las últimas campeonas olímpicas, las holandesas para aspirar a una medalla en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. Cabe destacar que sólo ganando todos los partidos restantes tendrían la posibilidad de pelear por el podio.

Lo que se buscaba era motivación entre las chicas y la formación de una identidad. Entonces pensaron en la leona. El diseño estuvo a cargo de Inés Arrondo y Margarita, la cuñada de Cachito Vigil. Inés dice que buscó información sobre el animal, juntó imágenes de varios murales que le habían gustado y salió la leona que no descansa ni ataca, sino que está preparada para lo que viene: “(…) durante los Juegos Olímpicos, fue un elemento que adoptó el plantel para identificarse con una imagen y generar un autoestímulo…” (“Sobre la leona bordada”, La Nación, Octubre 2000).

Las chicas habían vencido a China 2-1, y la ‘garra’ se había convertido en un rasgo característico y motor para la creación del apodo: “La selección empezó perdiendo, pero con un tanto de Luciana Aymar y golazo de Soledad García, dio vuelta el resultado para alimentar su ilusión”. (La Nación, Septiembre 2000).

El diario Olé, luego del decisivo partido contra Holanda, el cual ganaron por 2-1 y les cedió el pasaje a la final, dedicó unas líneas en las que mostraba el apodo. El seudónimo Leonas asomaba en los medios, pero entre las jugadoras ya existía. De a poco se creaba un mito alrededor de la construcción: ‘(…) Además de tener la chance de adueñarse de la primera dorada en 48 años, imitando a los remeros Tranquilo Capozzo y Eduardo Guerrero en Helsinki 52, las leonas; -así se autobautizaron- se metieron en los libros al llegar a la final de un deporte colectivo” (“Ya valen oro”, por Andrés Pando). No hay que olvidar que, según el diccionario, en el sentido figurado de la palabra, una leona es una persona audaz y valiente. A fuerza de triunfos las chicas supieron hacerse su lugar. No especularon y siempre salieron a ganar, y los medios supieron reconocérselo: “Las chicas de Cachito Vigil en vez de especular con el empate, sostuvieron su ingreso a la final con autoridad”. “Se ganaron el respeto de todos” (Olé).

“Valen oro. Por esfuerzo, por actitud, por alma. La medalla dice plata pero reluce como dorada”. Palabras del diario Olé, luego de la obtención de la medalla de plata en Sydney. 
por Micaela Piserchia

El grupo de la esperanza



La selección argentina de fútbol comandada por Marcelo Bielsa empezó su travesía hacia otro mundial en febrero de 1999, después de la renuncia de Daniel Passarella luego de la eliminación del conjunto albiceleste en los cuartos de final del mundial de Francia a manos de Holanda, un año antes. Bielsa se hizo cargo de las riendas del seleccionado, y se había despertado en la gente, tanto en el periodismo como en los espectadores en general, una especie de incredulidad acerca de la actuación de este rosarino al frente del equipo. Más allá de que llegaba con algunos pergaminos, conseguidos por lograr los campeonatos locales con Newell’s y Vélez, y otro en tierras mexicanas, Bielsa no contaba con demasiado crédito para ocupar ese puesto tan importante. Las sucesivas victorias del seleccionado argentino hicieron que el cuerpo técnico se ganara la confianza de la gente y del periodismo en general. Con un estilo que para muchos representaba más la identidad europea que la argentina (“Los embajadores”, de Christian Grosso, La Nación, 29/05/2012), a fuerza de buenos resultados el equipo se empezó a ganar el respeto. Respeto que se acrecentó con la crisis social y política que nuestro país sobrellevaba en aquel año 2001, y que plasmó toda la violencia a finales de ese año con los recordados sucesos acontecidos en la Plaza de Mayo con las protestas y lamentables muertes que desencadenaron la renuncia del presidente Fernando de la Rúa.

A partir de esto podemos empezar a trazar un paralelismo o más bien una conexión con el equipo argentino, ya que la situación que se vivía por aquel entonces era un campo fértil para la búsqueda de cualquier cosa que genere sentimientos positivos, que le de esperanzas a la gente. Bonifacio del Carril escribía: “en medio de la más honda y acuciante crisis argentina, hablar de fútbol parece frívolo. Pero si se mira bien, evocar la trayectoria de la selección nacional puede ser provechoso. El momento es oportuno” (“El ballet de la pelota”, La Nación, 23/05/2002).

“Argentina vive un momento malísimo […] no le vamos a dar de comer a los argentinos, pero el fútbol sigue siendo la vía de felicidad para ellos. Unas de las pocas cosas que no les han robado” (Claudio Caniggia, Clarín, 15/05/2002). Esta declaración del jugador da clara muestra de lo que se sentía en el plantel argentino. Después de las decisiones económicas tomadas por el gobierno de turno, como el “corralito”, lo poco que le quedaba a la gente era la esperanza.

El periodismo empezó a construir la idea de que esa selección le iba a dar a la gente lo que los políticos no podían, como en la nota publicada también en Clarín el 14 de Enero de ese mismo año, con el título “De la decepción del ‘98 a la gran esperanza del 2002”. La gente ansiaba el título, muestra de esto iba a ser la encuesta hecha por alumnos de Deportea en la que el 70% de los encuestados dijo que prefería el título a la mejoría de la situación del país.

Carlos Reymundo Roberts en una nota para el diario La Nación de Mayo del 2001, contrasta las cualidades de Bielsa con algunas características propias, según el, del argentino: “…En un país donde la pereza se siente tan a gusto, Bielsa trabaja con la constancia de una hormiga y el entusiasmo de un soñador”, y agrega, “en un país donde la improvisación ha echado raíces […] el planifica, organiza, estudia, evalúa…” (nota: “Bielsa inútil o…. presidente”).

Hay, quizás una conexión más que se puede marcar. Ni bien se realizó el sorteo para la copa del mundo, Argentina pasó a integrar lo que los medios inmediatamente llamaron “el grupo de la muerte”. La selección iba a disputar con Inglaterra, Suecia y Nigeria, la chance de pasar a segunda ronda. En una nota publicada en la sección de deportes de “La red 21”, Bielsa comentaba: “el azar en el sorteo no nos favoreció […] pero todos los que amamos el fútbol celebramos las competencias exigentes”. En Clarín el rosarino también se refería a lo mismo: “nos tocaron rivales de mayor dificultad […] pero soy optimista, con este grupo se potencian nuestras ganas de jugar bien y de ganar”. Si tenemos en cuenta la situación económico-social del país, y las dificultades que atravesaba la gente,  podemos llegar a trazar un paralelismo entre estas dos situaciones, donde “el grupo de la muerte” serían las dificultades que les tocarían atravesar a la sociedad; y como bien dice Bielsa, a mayor exigencia, mayor motivación para enfrentarlas, para transformar ese “grupo de la muerte” en el “grupo de la esperanza”.

por Facundo Sosa