viernes, 28 de diciembre de 2012

El nacimiento de Las leonas



El año 2000 en nuestro país significó una gran crisis tras la recesión del año anterior. En un contexto socioeconómico desalentador, con gran porcentaje de desempleados y pérdida de ingresos en los hogares, el gobierno de Fernando De la Rúa lanzó un programa piloto para combatir la pobreza. Esta acción comprometió a dos millones de habitantes que se encontraban en situación crítica. Se les brindaron cajas con alimentos y subsidios para becas escolares y atención sanitaria. Un gesto esperanzador tras la debacle en Argentina; sensación de renacimiento, de fuerza y unión para revertir una situación problemática. De esa misma manera se encontraban las chicas del hockey femenino argentino, pues debían enfrentar un partido sumamente difícil ante las últimas campeonas olímpicas, las holandesas para aspirar a una medalla en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. Cabe destacar que sólo ganando todos los partidos restantes tendrían la posibilidad de pelear por el podio.

Lo que se buscaba era motivación entre las chicas y la formación de una identidad. Entonces pensaron en la leona. El diseño estuvo a cargo de Inés Arrondo y Margarita, la cuñada de Cachito Vigil. Inés dice que buscó información sobre el animal, juntó imágenes de varios murales que le habían gustado y salió la leona que no descansa ni ataca, sino que está preparada para lo que viene: “(…) durante los Juegos Olímpicos, fue un elemento que adoptó el plantel para identificarse con una imagen y generar un autoestímulo…” (“Sobre la leona bordada”, La Nación, Octubre 2000).

Las chicas habían vencido a China 2-1, y la ‘garra’ se había convertido en un rasgo característico y motor para la creación del apodo: “La selección empezó perdiendo, pero con un tanto de Luciana Aymar y golazo de Soledad García, dio vuelta el resultado para alimentar su ilusión”. (La Nación, Septiembre 2000).

El diario Olé, luego del decisivo partido contra Holanda, el cual ganaron por 2-1 y les cedió el pasaje a la final, dedicó unas líneas en las que mostraba el apodo. El seudónimo Leonas asomaba en los medios, pero entre las jugadoras ya existía. De a poco se creaba un mito alrededor de la construcción: ‘(…) Además de tener la chance de adueñarse de la primera dorada en 48 años, imitando a los remeros Tranquilo Capozzo y Eduardo Guerrero en Helsinki 52, las leonas; -así se autobautizaron- se metieron en los libros al llegar a la final de un deporte colectivo” (“Ya valen oro”, por Andrés Pando). No hay que olvidar que, según el diccionario, en el sentido figurado de la palabra, una leona es una persona audaz y valiente. A fuerza de triunfos las chicas supieron hacerse su lugar. No especularon y siempre salieron a ganar, y los medios supieron reconocérselo: “Las chicas de Cachito Vigil en vez de especular con el empate, sostuvieron su ingreso a la final con autoridad”. “Se ganaron el respeto de todos” (Olé).

“Valen oro. Por esfuerzo, por actitud, por alma. La medalla dice plata pero reluce como dorada”. Palabras del diario Olé, luego de la obtención de la medalla de plata en Sydney. 
por Micaela Piserchia

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