Durante el año 1978, en nuestro país se gestaba el sexto golpe de estado
de la historia, comandado por Rafael
Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti. La organización del Mundial de
fútbol en nuestro país sirvió como medio para mantener unido al pueblo, para
distraerlo de otros hechos que sucedían, y para mostrar una imagen de orden
hacia el exterior. Así, la selección Nacional logró alzarse con su primera Copa
del Mundo. A nivel mediático, se organizó una fuerte campaña a favor de la
organización y del seleccionado, en señal de apoyo; pero también hubo un alto
nivel de abstracciones periodísticas debido a la situación social que se vivía
en el país.
El proyecto de aquél mundial
recibió el apoyo de varios mandatarios de renombre, cuyas opiniones marcan una
tendencia política similar a la desplegada en nuestro país allá por 1976. Un
día después del derrocamiento del gobierno democrático, se recibe la primera
adhesión por parte del presidente de la Confederación
Brasileña de Fútbol, Helenio Nunes, quién manifestó que ‘’Tal vez sea la mejor garantía de la Copa del Mundo en Argentina’’.
El 26 de marzo de 1976 arribó a Buenos Aires una subcomisión de la FIFA para inspeccionar las
obras realizadas en vistas al mundial. El encargado de dicha inspección era Hermann
Neuberger (que había formado parte del gobierno de Adolf Hitler), quien
luego declaró: ‘’El cambio de gobierno no
tiene nada que ver con el mundial. Somos gente de fútbol y no políticos’’.
Dos días más tarde, el propio presidente del ente máximo del fútbol mundial, Joao
Havelange, declaró: ‘’La Argentina está ahora más
apta que nunca para organizar el mundial’’. Todas estas citas, hacen
referencia a una misma corriente de pensamiento; el hecho de que la
organización cayera en manos de los militares, garantizaba seguridad en el
proyecto.
Uno de los periodistas que se opuso
rotundamente a la realización de dicho
mundial, fue Dante Panzeri, quien en noviembre del ‘75 declaró en la revista
ChauPinela: ‘’El Mundial del ´78 no se debiera realizar en Argentina por las mismas razones por las
que un hombre que no tiene dinero para ponerle nafta a un Ford T no debe
comprarse un Torino. Si lo hace es porque a alguien le está robando...Todos los
orígenes doméstico-infantiles de nuestros acostumbramientos a vivir afanándonos
a nosotros mismos, determinan que queramos hacer el Mundial del ´78, aún a
sabiendas de que nos va a ir muy mal, especialmente si lo ganamos. Porque lo vamos
a ganar al estilo del Martín Fierro y el viejo Vizcacha, o de Bairoletto y el
“Pibe Cabeza”, delincuentes comunes con los que ya tenemos fabricado el mito de
la delincuencia bondadosa, que también apoya el acostumbramiento nacional a robarnos a nosotros mismos...’’. Con este pensamiento, Panzeri se ubicó entre
los fuertes opositores al mundial. Hace mención a la ‘’delincuencia bondadosa’’
como forma de obtener un triunfo; antítesis del pensamiento del historiador Félix
Luna, quién declaró que: ‘’Tal
vez por primera vez en este país, sin que la alegría de algunos signifique la
pena de otros…’’.
En el plano internacional, varios periodistas
de países como Alemania (que había vivido una situación similar en los Juegos
Olímpicos de Berlín 1936) y jugadores de la selección holandesa, mostraron su
transparencia ante la situación. A los
pocos días de comenzado el torneo, la Junta Militar expulsó del país, a un periodista
alemán, por publicar lo siguiente: “...
los chicos de la ceremonia inaugural me hicieron recordar a las juventudes
hitlerianas...”. Mientras que al futbolista holandés Ruud Krol, un
periodista de ‘El Gráfico’ (Enrique
Romero) le otorgó una carta que supuestamente le había escrito a su hija,
contándole sobre la ‘’Copa de la paz’’. Dicho texto fue detectado por él, y
luego de mantener una reunión con la junta militar, no volvió a mencionar el
tema. En la entrega de las medallas luego del partido final, los subcampeones
holandeses se negaron a estrecharles la mano a los militares argentinos.
Mientras
algunos mandatarios exteriores estaban convencidos de que la organización del
Mundial estaba en las mejores manos a cargo de los militares argentinos,
algunos periodistas alemanes y holandeses mostraban su opinión acerca de
sucesos sociales que les hacían recordar a viejas épocas del nazismo. El periodista Dante Panzeri
sirvió de opositor con sus palabras, mostrando una imagen distinta a la del
común denominador de sus colegas.
El diario popular ‘’Siete
días’’ publicó al día siguiente de la hazaña futbolística: ‘’Le ganamos al
mundo’’. El hecho de mostrar una imagen universal, grupal, el ‘’nosotros, los
argentinos’’, hace mención al papel que se le otorgó al pueblo durante el
Mundial. El contexto social y político no importaba, lo único destacado era el
fútbol, y todos debían apoyar al equipo. El país se paralizaba. Passarella
levantando la Copa
del Mundo, los jugadores holandeses que se negaron a estrecharles sus manos a
los militares argentinos, la carta ficticia de Ruud Krol a su hija, las
palabras de Dante Panzeri, quien falleciera semanas antes del comienzo del
mundial, las palabras de Havelange, declarando que la organización del Mundial
debía ser en Argentina ya que la seguridad iba a estar garantizada por la
presencia militar. Resulta peculiar entre todo esto, la mención del ‘’nosotros,
los argentinos’’, comparada con la ‘’delincuencia bondadosa’’, mostrando así,
una imagen del ‘’cara y ceca’’ del pensamiento Nacional y popular.
por Nahuel Carrasco
No hay comentarios:
Publicar un comentario