viernes, 28 de diciembre de 2012

Mundial ´78, cara y ceca



Durante el año 1978, en nuestro país se gestaba el sexto golpe de estado de la historia, comandado por Rafael Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti. La organización del Mundial de fútbol en nuestro país sirvió como medio para mantener unido al pueblo, para distraerlo de otros hechos que sucedían, y para mostrar una imagen de orden hacia el exterior. Así, la selección Nacional logró alzarse con su primera Copa del Mundo. A nivel mediático, se organizó una fuerte campaña a favor de la organización y del seleccionado, en señal de apoyo; pero también hubo un alto nivel de abstracciones periodísticas debido a la situación social que se vivía en el país.

 El proyecto de aquél mundial recibió el apoyo de varios mandatarios de renombre, cuyas opiniones marcan una tendencia política similar a la desplegada en nuestro país allá por 1976. Un día después del derrocamiento del gobierno democrático, se recibe la primera adhesión por parte del presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, Helenio Nunes, quién manifestó que ‘’Tal vez sea la mejor garantía de la Copa del Mundo en Argentina’’. El 26 de marzo de 1976 arribó a Buenos Aires una subcomisión de la FIFA para inspeccionar las obras realizadas en vistas al mundial. El encargado de dicha inspección era Hermann Neuberger (que había formado parte del gobierno de Adolf Hitler), quien luego declaró: ‘’El cambio de gobierno no tiene nada que ver con el mundial. Somos gente de fútbol y no políticos’’. Dos días más tarde, el propio presidente del ente máximo del fútbol mundial, Joao Havelange, declaró: ‘’La Argentina está ahora más apta que nunca para organizar el mundial’’. Todas estas citas, hacen referencia a una misma corriente de pensamiento; el hecho de que la organización cayera en manos de los militares, garantizaba seguridad en el proyecto.

  Uno de los periodistas que se opuso rotundamente a la realización de dicho mundial, fue Dante Panzeri, quien en noviembre del ‘75 declaró en la revista ChauPinela: ‘’El Mundial del ´78 no se debiera realizar en Argentina por las mismas razones por las que un hombre que no tiene dinero para ponerle nafta a un Ford T no debe comprarse un Torino. Si lo hace es porque a alguien le está robando...Todos los orígenes doméstico-infantiles de nuestros acostumbramientos a vivir afanándonos a nosotros mismos, determinan que queramos hacer el Mundial del ´78, aún a sabiendas de que nos va a ir muy mal, especialmente si lo ganamos. Porque lo vamos a ganar al estilo del Martín Fierro y el viejo Vizcacha, o de Bairoletto y el “Pibe Cabeza”, delincuentes comunes con los que ya tenemos fabricado el mito de la delincuencia bondadosa, que también apoya el acostumbramiento nacional a robarnos a nosotros mismos...’’.  Con este pensamiento, Panzeri se ubicó entre los fuertes opositores al mundial. Hace mención a la ‘’delincuencia bondadosa’’ como forma de obtener un triunfo; antítesis del pensamiento del historiador Félix Luna, quién declaró que: ‘’Tal vez por primera vez en este país, sin que la alegría de algunos signifique la pena de otros…’’.

  En el plano internacional, varios periodistas de países como Alemania (que había vivido una situación similar en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936) y jugadores de la selección holandesa, mostraron su transparencia ante la situación. A los pocos días de comenzado el torneo, la Junta Militar expulsó del país, a un periodista alemán, por publicar lo siguiente: “... los chicos de la ceremonia inaugural me hicieron recordar a las juventudes hitlerianas...”. Mientras que al futbolista holandés Ruud Krol, un periodista de ‘El Gráfico’ (Enrique Romero) le otorgó una carta que supuestamente le había escrito a su hija, contándole sobre la ‘’Copa de la paz’’. Dicho texto fue detectado por él, y luego de mantener una reunión con la junta militar, no volvió a mencionar el tema. En la entrega de las medallas luego del partido final, los subcampeones holandeses se negaron a estrecharles la mano a los militares argentinos.

 Mientras algunos mandatarios exteriores estaban convencidos de que la organización del Mundial estaba en las mejores manos a cargo de los militares argentinos, algunos periodistas alemanes y holandeses mostraban su opinión acerca de sucesos sociales que les hacían recordar a viejas épocas del nazismo. El periodista Dante Panzeri sirvió de opositor con sus palabras, mostrando una imagen distinta a la del común denominador de sus colegas. 

El diario popular ‘’Siete días’’ publicó al día siguiente de la hazaña futbolística: ‘’Le ganamos al mundo’’. El hecho de mostrar una imagen universal, grupal, el ‘’nosotros, los argentinos’’, hace mención al papel que se le otorgó al pueblo durante el Mundial. El contexto social y político no importaba, lo único destacado era el fútbol, y todos debían apoyar al equipo. El país se paralizaba. Passarella levantando la Copa del Mundo, los jugadores holandeses que se negaron a estrecharles sus manos a los militares argentinos, la carta ficticia de Ruud Krol a su hija, las palabras de Dante Panzeri, quien falleciera semanas antes del comienzo del mundial, las palabras de Havelange, declarando que la organización del Mundial debía ser en Argentina ya que la seguridad iba a estar garantizada por la presencia militar. Resulta peculiar entre todo esto, la mención del ‘’nosotros, los argentinos’’, comparada con la ‘’delincuencia bondadosa’’, mostrando así, una imagen del ‘’cara y ceca’’ del pensamiento Nacional y popular.
por Nahuel Carrasco 

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