sábado, 11 de agosto de 2012

Razón o inspiración

El detalle
  Empecé a ir a la primaria cuando vivía en Bella Vista. Estábamos cerca de la Avenida Gaspar Campos, lo que resultó conveniente ya que por ella pasaban las dos líneas de colectivo que bordeaban mi barrio: la 163 y la 303. Estas dos líneas llegaban a todos los lugares importantes. Sin embargo, una vez por mes íbamos a visitar a mi abuela y para llegar a la estación de tren "Puerta 4" nos teníamos que tomar un colectivo que era "un martirio": el 740. Durante años recordé una mínima particularidad de aquellos viajes interminables en la 740, la inscripción del logo y el nombre de la marca de la carrocería: El detalle.

Razón
  Uno de los temas que más discusiones me generaron con otros escritores es el que postula la lucha entre la razón y la inspiración. Siempre me consideré un escritor racional, básicamente porque en mi vida personal intento ser racional, esto es, reflexivo, simétrico y transitivo. 
  La escritura es un trabajo de reescritura; de estructuración, entramado y organización. Cuando el escritor escribe intenta generar una serie de efectos, y para ello, tiene que poseer una tekné que le permita lograrlos. Un ejemplo sencillo: si cuento mal un chiste porque confundo los momentos, el chiste no tiene gracia.
  En otras palabras, como escritor "racional" priorizo más el trabajo que la inspiración; pero ¿qué es la inspiración?

Inspiración
 La inspiración, según los manuales, es esa fuerza que le "llega" al artista y lo impulsa a crear. La invocación a las musas que realiza el bardo para que estas cuenten una historia a través de él.
  En mi caso, la inspiración es el primer momento de toda historia. Cuando voy caminando por la calle, o escucho una conversación, o estoy leyendo, una palabra me llama la atención. Un detalle, un primer elemento que resulta interesante como germen de escritura. Ese es el momento de inspiración, cuando mi cabeza enlaza una cantidad de elementos antes dispersos. Luego llega el momento del trabajo, de la razón: cuando pienso la manera más conveniente para acomodar cada cosa en su lugar. Pero a veces la razón se estanca. Entonces hay que volver al ámbito de la "emoción". Muchas veces recurro a lo que el psicoanálisis podría llamar "asociación libre" o a lo que en terminos de de Saussure me gusta llamar "asociación paradigmática": voy caminando (generalmente al trabajo) y dejo que mi mente piense en una palabra, una situación, o aquello que tengo que resolver. Varias veces, al escribir canciones, me acuesto pensando en esa palabra o rima que me falta, y al despertar aparece.

El equilibrio
   Diego Bonadeo, el padre del ex gordo Bonadeo, en un programa que tenía en Radio Ciudad llamado "Barajar y dar de nuevo", siempre decía que él aborrecía del equilibrio. A pesar de acordar, yo recomiendo alternar ambas formas. Es un buen consejo para aquellos escritores que tienen poco tiempo: escribir (trabajar) sobre la hoja pero dejar aquellos lugares que no puede resolver (el nombre de un personaje, una situación, alguna rima o demás) para esos momentos, generalmente recorridos o viajes (por ejemplo, en la línea 740), en los que puede dejar que su inconsciente trabaje.
  Les dejo para despedirme, un divertido ejemplo de "asociación paradigmática":






1 comentario:

  1. “Un libro es un uno por ciento de inspiración y un
    noventa y nueve por ciento de transpiración”
    Gabriel García Márquez.

    Yo me pregunto, como diría la gente de revista Barcelona:hacer comentarios en tu propio blog, ¿es de garca o de boludo?

    ResponderEliminar