jueves, 18 de octubre de 2012

El doble sentido



Ya vimos, en una entrada anterior, cómo funciona la literalidad en el humor. Ahora es momento de hablar de otros recursos.
Uno de los principales mecanismos para lograr el efecto cómico consiste en generar, dentro de una situación particular, una respuesta inesperada; este procedimiento se conoce como “ruptura de la expectativa”. Si un padre le dice a la madre de un amigo: “Señora, su hijo le sacó la lengua a mi nene”, es perfectamente esperable que la madre responda: “Bueno, no es para tanto, son cosas de chicos”. Lo que rompe con la expectativa generada por esta situación es la nueva respuesta del padre: “Son cosas de chicos, como usted dice, ¡¡pero la lengua de mi nene no aparece!!”. La ruptura de la expectativa causa gracia porque rompe con el orden lógico y esperado. 

 Lo cómico supone siempre la transgresión de una norma (lo que no significa que para hacerse los cómicos deban transgredir a ninguna Norma); sin embargo, para que funcione, todos deben conocer y aceptar dichas reglas o normas. Si uno no conoce que “transgredir” significa “violar un precepto o ley”, el chiste no causa su efecto. Existen varias estrategias para generar el efecto cómico. En un post anterior hablamos sobre la literalidad como estrategia humorística. Ahora voy a presentar otras.

Doble sentido
El doble sentido consiste en jugar con los dos (o más) sentidos que propone una palabra o frase. Las palabras tienen un significado (el que encontramos en el diccionario), pero además, en ciertos contextos se cargan de sentidos particulares. Había una publicidad de una salsa (retomaré en otro post el concepto de trama) en la que un grupo de ñoquis (con pequeñas vocecitas ñoqueras) piden desde el plato por la salsa de tomate de dicha marca. Entonces el locutor remata: “Dale el gusto a tus pastas”. En este contexto, el juego de doble sentido se genera por la frase “dale el gusto”: por un lado, remite a la idea de satisfacer, de darles lo que más les gusta a esos ñoquicitos; por el otro, remite a la idea de sabor. Otro ejemplo, ya que estamos en tema, sería la frase: “a Juanse le gusta la pasta”. En determinado contexto, la palabra “pasta” (“masa hecha con harina”) juega con su “otro” sentido (otra vuelta veremos cómo se generan estos “otros” sentidos).

Descontextualización
Llamo de esta manera a este recurso porque soy obsesivo y porque no encuentro término más exacto. En la pregunta-respuesta (y sabrán disculpar que me vuelva un poco ordinario): “¿Cuánto dura una relación sexual? Dura lo que dura dura”, sí se juega con el doble sentido de la palabra “dura”, pues “lo que dura dura” significa “el tiempo que se mantiene (dura) rígida (dura)”. Pero si yo tengo la pierna enyesada, entro en un aula y digo debido al mal esfuerzo: “la tengo dura”, en este caso no se juega con diferentes sentidos de la palabra “dura” (en este caso, ambos elementos, la pierna y el miembro, remiten a la idea de rigidez). Por esta razón llamo a este recurso descontextualización y sugiero que en él, el efecto cómico se produce cuando el interlocutor interpreta una frase cambiando el contexto en el que fue emitido. Generalmente estos contextos remiten al ámbito de lo sexual o de las drogas (“¡está hablando del faso!”). La publicidad del asador que le ofrece una morcilla a alguna pariente y le dice: “dale, que a vos te gusta la puntita”, no está jugando con dos sentidos de la palabra “punta” (“extremo de una cosa”), simplemente está trasladando al contexto de lo sexual (lo que se entiende por su gesto y entonación) una referencia del contexto de la comida.
Más adelante trabajaré con el cambio de registro, la ambigüedad, la hipérbole, la construcción de la trama y otros recursos más.

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