martes, 9 de octubre de 2012

Una pelea contra el tiempo



El día 27 de agosto de 2004, la Coalición por una Radiodifusión Democrática (grupo de más de 300 organizaciones sociales, comunitarias, de derechos humanos, sindicales y de pequeñas y medianas empresas) propuso una lista de 21 puntos básicos que debía tener la nueva ley de radiodifusión que reemplazaría a la sancionada por la última dictadura militar. Con el tiempo, y el trabajo, estos 21 puntos se transformaron en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA), la cual, según un artículo del 10/10/12 publicado en la página del Grupo Clarín, “plantea en su texto que busca promover, desconcentrar y fomentar la competencia, «con fines de abaratamiento, democratización y universalización del aprovechamiento de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación»”. El principal afectado por la implementación de esta ley es el mayor monopolio de medios argentino: el mismo Grupo Clarín, que posee 250 de las cinco mil licencias de radio y televisión adjudicadas en el país, y agrupa medios como Canal Trece (aire), TN (cable), Radio Mitre (Am), La 100 (Fm), TyC (cable). En la nota de tapa de la edición de Página/12 del 11/10/12, se especifican los tiempos que corren al Grupo Clarín: “Cristina Fernández de Kirchner destacó que el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, empezará a aplicarse la cláusula de desinversión para aquellos grupos que no se adecuen a la ley”, dado que el 7 de diciembre, según criterio de la Corte Suprema de Justicia, vence la medida cautelar que beneficia a este grupo. Un grupo económico poderoso en conflicto con las instituciones (políticas, legales, económicas) cuyos tiempos se acortan en su recorrido hacia su dispersión en partes más pequeñas: “Sólo seremos libres cuando la ley sea igual para todos” es el título de la nota en la vos de Cristina Fernández.
En esta época de pretensiones igualitarias (matrimonio igualitario, asignación universal por hijo), un paralelo puede establecerse con el equipo de Independiente 2012, dirigido por el “Tolo” Américo Gallego. Uno de los 5 grandes del fútbol argentino, cuya crisis político-económica lo posiciona en igualdad de condiciones con el resto de los equipos, y cuyos tiempos se acortan indefectiblemente: “Los adversarios son tantos que, por ahora, mientras no gana y acrecienta la racha negativa, no se da cuenta de cuál ocuparse primero. Tiene tiempo, tiene llama, pero la vela sigue acortándose”. La metáfora pertenece a Francisco Schiavo y fue escrita en Canchallena.com el 10/10/12. La metáfora es clara: remite al tropos latino del “tempos fugit”, el tiempo que se escapa, y plantea una contradicción: la misma llama que mantiene encendida la esperanza de escapar del descenso (y la llama remite a otra representación propia del club: el infierno, imagen propicia también para describir este momento de Independiente), esa misma llama consume la vela, acorta los tiempos.
Por un lado, se habla de adversarios porque, tangencialmente, el periodista toca otro tema candente; el de la lucha del presidente del club contra la barra brava: “La pregunta es si podrá contra tantos rivales”, continúa Schiavo. “La desconfianza está latente, a la espera de cualquier boicot de la barra brava por la lucha que empezó el presidente Javier Cantero, que les cortó los beneficios a los violentos”. A los problemas económicos que apuran a Independiente (“La mayoría de las deudas son a corto plazo. Y hay muchas cuotas que están vencidas” confirmó el tesorero del club, Luis Felice, en nota de Cancha Llena del 11/10/12), se les suma la confrontación de la dirigencia contra la barra. Ambas luchas parecen ser por los números, igual que los problemas del equipo. En nota del 16/09/12, cuando recién asumía el nuevo director técnico, Canchallena publica: “En apenas tres días el Tolo pasó de decir «Ni mamado me voy al descenso con este plantel» a «Hay que empezar a sumar»”.
El tema de los promedios del descenso es importante, porque amenaza con volverse una realidad cada vez más tangible. Dos años atrás, cuando River atravesaba una situación parecida, todo parecía una posibilidad, ya que desde el último descenso de un equipo grande, Racing en 1983, pasaron casi treinta años. En este contexto, el descenso de River parecía improbable. Ricardo Badurza titula en la página deportes.aollatino.com del 30/03/10 (un año antes del partido contra Belgrano de Córdoba): “La duda y el fantasma del descenso se agigantan”. En esta ocasión, el otro en el que se ve reflejado Independiente es doble: “No hay enemigos imaginarios. Curiosamente, suena positivo darse cuenta a tiempo de la realidad para no caer en los mismos errores que River, que jugó una temporada en la B Nacional, y que San Lorenzo, que salvó la categoría en una sufrida Promoción con Instituto”. La metáfora del fantasma como una entidad intangible ya no es apropiada: River, uno de los equipos grandes, vio esa posibilidad volverse realidad; San Lorenzo, estuvo a dos encuentros de repetir el mismo derrotero.
Al problema de los plazos se suma una discusión tan antigua como nuestra propia identidad futbolística: la tensión entre jugar bien o ganar (representada en el enfrentamiento entre menotistas y bilardistas): “Gallego junta las piezas de la máquina del tiempo” (…). «Los liberé a todos para que jueguen como lo hacían en sus anteriores clubes» (…). Algunos podrán. Otros, ya por una cuestión de edad, en los tramos finales de sus carreras, no estarán tan cerca de aquellas tardes” (CLL 14/09/12). La referencia a la máquina del tiempo nos permite introducir la cuestión histórica. Las incorporaciones para este torneo plantean un anacronismo: "Nos criticaron porque trajimos jugadores con años en Primera y algunos se lesionaron. Buscamos un perfil determinado de jugador por el momento que atravesamos y lo trajimos”, comentó Cantero a Cancha Llena el 14/09/12. La identidad futbolística del equipo está asociada, sobre todo en la figura de su actual asesor Ricardo “Bocha” Bochini (ganador, entre otros títulos, de 4 Copas Libertadores de América, 3 consecutivas entre 1973 y 1975), con el buen juego. Escribe Damián Cáceres: “Independiente, que vive enamorado de su historia, de su mística y de su pasado de gloria” (CLL 26/09/12). Por esta razón, el problema de los resultados también está relacionado con el tiempo: con el recuerdo de los buenos tiempos de fútbol, pero también con la necesidad de obtener puntos (victorias) más allá del “buen juego”. Ya lo plantea Roberto Battión: "Jugar de contra sería una falta de respeto a la historia de Independiente" (CLL 27/09/12); también la plantea, aunque de forma contradictoria, su nuevo director técnica (con el cual lograron el último campeonato: el Apertura 2002): "Lo importante fue el resultado [que cortó una racha de 17 partidos sin conocer la victoria entre la Copa Sudamericana y el torneo local], pero lo ganamos porque fuimos mejores. Igual, el domingo [ante Unión por la novena fecha del Inicial] tenemos que volver a ganar". Gallego (CLL 26/09/12). Fuimos mejores, pero importa el resultado.
En una época donde los “poderosos” (como dice Ciro Martínez en la canción de Los Piojos “Marado”) son desarticulados, donde el peso de la historia ya no suma, donde futbolística y económicamente los equipos tienen una postura más democrática (o igualadora), el futuro de Independiente se vuelve cada vez más incierto.

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